todo, todo, amarillea y cae y huye con el aire que no vuelve (Luis Cernuda)
Hace cuatro meses entré en el cine y las luces se encendieron al final y yo me quedé dentro porque quería que el tiempo se detuviera. Y lo hizo, al menos cuatro meses. Había sido testigo de una historia que me emocionó profundamente, había visto una bellísima película, un personaje inolvidable, el más bello la historia del cine (Jack Twist). Intenté llenar todos los huecos, inventar escenas que no existieron, justificar otras demasiado dolorosas, explicar todas las miradas, todas las sonrisas, buscarle un sentido a cada rayo de luz, a cada camioneta, a cada oveja, inventar un antes y un después. No sé si todo esto ha tenido algún sentido: la película era perfecta, allí estaba todo. Y sin embargo a mí me ha servido para seguir adelante por la vida, para reafirmar las mismas convicciones que tenía a los dieciséis años, para quitarme todas las demás cosas innecesarias que los años me han ido poniendo encima y que no son más que un lastre. Y sobre todo me ha servido para recuperar la capacidad de emocionarme, y para que vaya por la calle mirando a los ojos de la gente y gritando: ¡estoy vivo!.
Eso y un montón de amigos, de mensajes inolvidables, de despedidas, de felicitaciones abrumadoras. Yo sólo quería emocionarme más y eso sí que lo habéis conseguido.
La llama se va apagando lentamente y prefiero soplarla, siempre he sido un impaciente.
De todas formas sabéis que elputojacktwist gira sobre sí mismo allá arriba, en su galaxia, y os vigila, que está pendiente de que su mensaje de amor universal no disminuya un ápice, y que quiere que en todo lo que hagáis en vuestra vida penséis ¿qué hubiera hecho el puto Jack Twist?
De todas formas esto no se va a borrar (supongo) y estará aquí para cuando queráis recordar estos días tan fantásticos que hemos vivido. Y ahora es el turno del contable gris. Seguiré con el recuerdo de elputojacktwist en
http://www.dosmanzanas.com/ (que ya conocéis) en mi faceta más reivindicativa y continuaré recomendando libros y películas con ese heterónimo que tantas alegrías me ha dado.
Pero ahora me quito la careta y cojo un nombre de contable gris, y me siento en una taberna a charlar con otro letraherido que ya conocéis, en una taberna blanca que mira hacia el océano y de la que tendréis noticias en breve. Una taberna frente al Atlántico de Pessoa, al Mediterráneo de Kavafis, al mar de la China de Gil de Biedma, a los mares interiores de Lorca o San Juan de la Cruz (y a otros mares que mi compañero de fatigas nos irá enseñando) Allí os esperamos respirando sal y salpicados de espuma. Seguiré usando este blog para manteneros informados y para cualquier otra cosa que se me ocurra.
Y ahora un encargo: el sábado 1 de julio o alrededor de esa fecha, tenéis la oportunidad de demostrar al mundo que no estáis dispuestos a que vuelvan a asesinar a Jack Twist, a que vuelva a sufrir Ennis del Mar, Alma, Lureen, sus hijos. Salid a la calle, demostrad al mundo la fuerza del amor y la infinitud de sus caminos.
A todos los que habéis leído y escrito: GRACIAS.
Así que allá va,
éste es el final,
preparaos,
cogeos de las manos,
soplemos todos a la vez
y mandemos al puto Jack Twist al otro confín del universo:
UNO..........
DOS.............
y TRES.
(de todas formas estad atentos, a veces las llamas no se apagan bien y empieza a soplar un viento nocturno, y cuando nos damos cuenta, el incendio está arrasando el bosque)
Permitidme que dedique este post a mi Ennis del Mar, que lleva cuatro meses durmiendo con ovejas y fogatas. Imposible acabar con nada más bello:
Si el hombre pudiera decir
(Luis Cernuda, Los placeres prohibidos (1931)
Si el hombre pudiera decir lo que ama,
Si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo
Como una nube en la luz;
Si como muros que se derrumban,
Para saludar la verdad erguida en medio,
Pudiera derrumbar su cuerpo, dejando solo la verdad de su amor,
La verdad de sí mismo,
Que no se llama gloria, fortuna o ambición,
Sino amor o deseo,
Yo sería aquel que imaginaba;
Aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos
Proclama ante los hombres la verdad ignorada,
La verdad de su amor verdadero.
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en alguien cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
Alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina,
Por quien el día y la noche son para mí lo que quiera,
Y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
Como leños perdidos que el mar anega o levanta
Libremente, con la libertad del amor,
La única libertad que me exalta,
La única libertad por que muero.
Tú justificas mi existencia:
Si no te conozco, no he vivido;
Si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido.