miércoles, febrero 22, 2006

Hablando de rodeos

En una escena vital de la película, hablando de rodeos, Ennis no entiende que a alguien le pueda gustar montar ocho segundos encima de un toro para luego estrellarse contra el suelo.
Los Jack de este mundo somos así y nos rompemos los huesos. Algunos miran la vida desde la barrera pero hay otros que no podemos evitar lanzarnos a ella sin medir las consecuencias, nos agarramos a sus orejas, a su rabo, el toro salta y gira y en 3 segundos estamos en el suelo con un hueso roto. Pero la próxima vez aguantamos 5 segundos, y la siguiente 7, y ya no nos quedan mas huesos en el cuerpo para seguir rompiéndonos pero seguimos saltando y saltando.
Y ¿qué pasa si una vez conseguimos que el toro se vaya calmando y que deje de saltar y que obedezca mansamente a nuestros arrullos y que, vencido al fin, vaya por donde nosotros queremos que vaya?
Los Jack Twist de este mundo no creemos en destinos, ni en oportunidades ni en casualidades, solo creemos en esos escasos momentos gozosos en los que la vida intenta derribarnos con todas sus fuerzas, pero resistimos ahí arriba, porque sabemos que un día se cansará de golpearnos y se dejará llevar por donde nosotros queramos que vaya.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Vaya un discurso, realmente alentador, quizás demasiado. Yo siempre trato de mantener una actitud positiva, pero lo cierto es que todo tiene sus límites, me gustaría pensar que todo depende de nosotros, y que si nos esforzamos lo suficiente es totalmente posible conseguir nuestros objetivos. Pero a la hora de la verdad tengo la sensación de que el toro tiene mucho que decir, demasiado,y que es mas fuerte que todos nosotros, que siempre está ahí dispuesto a cornearte, aún cuando piensas que ya has acabado, que todo ha terminado, que has ganado la pelea.... él sigue ahí, acechando, relamiendose las heridas y esperando el momento de volver a la carga. Y todo vuelve a empezar.
A veces me pregunto si vale la pena luchar, ¿alguna vez se acaba la guerra? ¿o son solo una sucesion de interminables batallas campales? Yo me siento cansado de luchar conmigo mismo 22 años y realmente no se hasta que punto puede merecerme la pena. A pasar de toda la esperanza y el sentimiento que se recogen de BBM, me resulta imposible pensar en si hay que ser de los elegidos, estar en una maravillosa lista que decide quien aguantará sobre el toro o quien se pegará el gran batacazo.

22/2/06 12:59  
Anonymous Anónimo said...

Vaya un discurso, realmente alentador, quizás demasiado. Yo siempre trato de mantener una actitud positiva, pero lo cierto es que todo tiene sus límites, me gustaría pensar que todo depende de nosotros, y que si nos esforzamos lo suficiente es totalmente posible conseguir nuestros objetivos. Pero a la hora de la verdad tengo la sensación de que el toro tiene mucho que decir, demasiado,y que es mas fuerte que todos nosotros, que siempre está ahí dispuesto a cornearte, aún cuando piensas que ya has acabado, que todo ha terminado, que has ganado la pelea.... él sigue ahí, acechando, relamiendose las heridas y esperando el momento de volver a la carga. Y todo vuelve a empezar.
A veces me pregunto si vale la pena luchar, ¿alguna vez se acaba la guerra? ¿o son solo una sucesion de interminables batallas campales? Yo me siento cansado de luchar conmigo mismo 22 años y realmente no se hasta que punto puede merecerme la pena. A pasar de toda la esperanza y el sentimiento que se recogen de BBM, me resulta imposible pensar en si hay que ser de los elegidos, estar en una maravillosa lista que decide quien aguantará sobre el toro o quien se pegará el gran batacazo.

22/2/06 13:00  
Anonymous Anónimo said...

Como en tantas otras facetas de la vida, la monta del toro se presenta, metafóricamente, como una forma de encarar la vida. Todos lo sabemos: o llevas tu las riendas (al contrario de lo que predicaba Ennis) o se te montan encima (en el sentido amplio del término). Los caminos que desde tiempo inmemorial se nos han trazado, tácitamente aceptados por todos (y de cuyos senderos debemos procurar no salir, de lo contrario nos etiquetan de inadaptados, desarraigados y muchos otros epítetos), se supone que nos han de hacer "hombres" o "mujeres", nos tienen que llevar a vivir una vida "como dios manda" (y no "una vida que te cagas") pero claro, el ser humano no es una computadora, y numerosos "virus" nos acechan constantemente y nos conducen, invariablemente, a abandonar el camino (un virus particularmente letal para las sendas existenciales es el llamado "PUTO AMOR", para el cual no se conoce antídoto y cuyos efectos son devastadores y, en el mejor de los casos, su cura conlleva un desasosiego y un aislamiento difícil de superar, que a veces acaba en suicidio; visto esto, es preferible enfermar y dejarse llevar por él), pero ¡OJO! casi siempre la mejor opción es abandonar la senda, pues como dijera Enrique II de Castilla en su lecho de muerte a su sucesor, "colmad a vuestros vasallos y amigos de mercedes, pero no os fiéis de ellos", los caminos no son de fiar.
Descubrid, desafiad, explorad, pero siempre por vuestro propio sendero, delimitemos un objetivo e intentemos alcanzarlo contra viento y marea, que no nos distraigan, hagamos caso omiso de improperios y otras hierbas, aunque piensen que "como tantas otras cosas nunca llegaron a nada" ¿qué sabrán ellos? Y no perdáis esa combatibidad; recordad como, después de los toros, a nuestro entrañable Jack no le queda más remedio que montar sobre su suegro, ese pedazo de carne sebosa falto de neuronas, sin cuernos pero con lengua viperina, que desprecia a Jack y menosprecia a su propia hija ¡qué escena tan sublime!
Sí, nuestros desafíos nos pueden causar daño, muchas veces físico ¿pero no es infinitamente peor el dolor espiritual que nos acarrea dejar de hacerlo por miedo a sus consecuencias? Ennis lo sabe y acaba aprendiendo la lección, pero tiene que pagar el alto precio de encarar la vida con la cabeza alta sin su Jack ¿puede existir peor tortura? ¿Puede ser más doloroso ser zarandeado y despedido por un toro? Sinceramente creo que no, tus huesos se pueden recuperar, pero tu alma...

28/2/06 10:35  
Anonymous Anónimo said...

En un momento dado dos chicos doloridos y solitarios se cruzan en un lugar perdido; la luz y la oscuridad, el agua y la tierra se complementan. Jack salta y Ennis se queda tumbado. Ennis derriba un alce a la primera y Jack no acierta nunca. Jack se da con la cabeza en los muros y Ennis busca la forma de sortearlos.
En un momento dado, diversas personas que de otra manera no se hubieran conocido se cruzan en un lugar perdido. Personas doloridas y solitarias, que arrastran soledades y silencios densos. Personas que se ven reflejadas en dos chicos doloridos y solitarios, porque sus dolores y soledades son las mismas. Se ven en Jack, se miran en Ennis; pero la inmensidad de esta historia no está entre las páginas de un libro ni en una pantalla de cine. La belleza de todo esto es que, en un momento dado tantas personas doloridas y solitarias compartan un mismo instante entre la belleza y el dolor. Que tantas personas tan diversas y especiales, tan sensibles, tan hermosas, hayan coincidido en este tiempo y lugar, es un milagro. El milagro de los Jacks de este mundo que se rompen la cabeza contra los muros, el milagro de los Ennis que buscan el camino que los rodea. El milagro del chico que salta y grita para su amigo, y el de su amigo, que le mira y sonríe.
Los Jacks y los Ennis, los dos están dentro de cada uno de nosotros. Complementarios como el agua y la tierra, como la oscuridad y la luz.

12/5/06 00:17  

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